"Me encontré entonces, delante de aquél paisaje nocturno, uno que por muchas noches vi inmerso en lontananza, lanzaba versos al cielo, arrullando con mi voz a los cirios de la medianoche."
Son en noches como estas en las cuales puedo pensar con lucidez, donde no existe el fragor de lo mundano, donde no estoy entre el tumulto desquiciado y donde no hay espacio para el letargo gélido que es mi día a día; Momentos como estos son en los cuales puedo sentarme a reflexionar, a ver en perspectiva todo lo que ha sido la vida hasta ahora.
Aún veo mi periplo bastante extenso, sin embargo, siento que en el precario espacio del tiempo que llevo circulando éste pedacito del orbe en el cual vivo, se han presentado situaciones y personas, tanto peripecias y vicisitudes que han vuelto engorroso el camino, como situaciones amenas que he vivido con grato alborozo: descubrir el amor con Aurora, encontrar mi camino junto a mis leales pájaros negros, descubrir mis virtudes y mi lozanía; son algunas (entre muchas otras) de las razones por las cuales, a pesar de que hoy miro al cielo con ojos apesadumbrados y mis versos chamuscados, puedo sentir un aire de alivio, un poco de sosiego a mi alma, limerente y estoica, la cual a pesar de todo se mantiene risueña como siempre, pues entre muchas cosas buenas que he podido encontrar en lo que es mi esencia, mi capacidad de mandar a la mierda los problemas banales que se van presentando en el día a día es la que prevalece.