Fue la ilusión, el sueño de tenerte cerca.
Como hoja perdida, te fuiste con el viento en mi descuido.
Fue tu risa la que me guió por bosques sombrios, aun cuando mis piernas desfallecían.
Fue tu mano cariñosa en la mía, la que me curaba y me alentaba a levantarme y luchar.
Sin embargo, los años han pasado y el tiempo, junto a tu recuerdo, se ha congelado en mi mente.
Hoy, a pesar de todo, te veo de frente otra vez.
Bajo esta luna que nos he creado, te siento de nuevo y parece no haber pasado un día.
Bajo el viejo cielo de aquellas tardes, que ahora nos observa y se ilumina.
La misma risa, los mismos ojos de esos días.
¿Quién dice que no eres real? Si real para mí es cuando estoy contigo.
Tu mano con la mía, bajo el dios de la luna infinita.
Es mi mundo perfecto, este en el que nunca te fuiste.
En el que aún estás conmigo.
martes, 1 de noviembre de 2016
Tsukuyomi Infinito
Vuelo en la medianoche.
Un pestañeo, estás en ese vuelo nocturno.
Un par de personas viajan contigo, cada uno absorto en su sueño.
Suspendido en la medianoche, abres las puertas de tu mente.
Entra el aire limpio y revuelve tus ideas.
Silente rayo en la oscuridad te ilumina, como un presagio de lo que fue, es y será.
Viajeros en la oscuridad. Estelas de luz en el cielo.
La tranquilidad aquí dentro es embriagante, como sinfonía muda de pensamientos solitarios, te arrastran hacia el abismo.
Allá abajo, el mundo de antaño se sacude sin control.
El trueno, vibrante nostalgía.
Admiras el tiempo tras la ventanilla, y con un último adiós bajas la perciana, te concentras en mantenerte en el aire hasta el final.
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