Ahí, donde mis sueños son inocentes,
Ya no queda nadie para recordar.
No hay más lunes ni soles,
Y la mente empieza a fallar.
Ahí, donde dejaron huellas los próceres,
El descuido verdea su olvido.
Olvido de juegos y noches de estrellas.
Olvido de fogatas y cumpleaños.
Allá, a lo lejos veo apenas,
Los vestigios,
De un país que ya no quiero recordar.