domingo, 28 de junio de 2015

Dunas de ensueños.

Sentado en la arena, latente me encuentro esperando la oscuridad.
Avido y febril, busco en lontananza atisbos de la noche, la cual alberga tu seda y trae a mi mente imagenes de antaño, de un reencuentro como éste en donde sostuve tus menudas manos, pequeño cirio del cielo, de besos te llené hasta el fin de aquel cielo.
Solitaria musa del desierto,
Miras anhelante el desnudo techo nocturno, con tu ímpetu guerrera, cruzas con brío mis indolentes suelos; guiada por la luna, vienes a hundirte en mi oasis de ensueños.
Tácito y errático, doy vueltas en circulo en éste mar de melifluos,
Con una cadencia ferviente, sigo las luciérnagas que me llevarán a vos, mulata nocturna, ya que de la misma forma te busco entre la bruma.
En mis sueños, tú eres la luna y yo un ruin mezquino, que te canta sus idilios con su lira de amor, te quedas junto a mi, muy quieta escuchando mi voz, hasta que tu risa se asoma y das paso al rubor de la aurora.
Por fin te tengo, mujer onírica, palpable a mi vera, pruebo por fin la miel de tus besos, mientras el viento, vagabundo y solitario, llena de sueños las dunas a nuestro alrededor, para que aunque no te vea, siempre te cante aunque sea en mis más profundos sueños de amor.

lunes, 22 de junio de 2015

Un mar de almas.

Voy por caminos de figuras etéreas, viejos trechos de algarabío que dejo al pasar. destilando furia en una árida tierra, es el sabor a hiel el que me mantiene alerta.
Atravieso fantasmas de miradas capciosas, de viejos herejes que prometen bienestar.
Con los ojos rojos, entrego mi vista al sol, en un asedio a voluntad doy paso a una eterna oscuridad, pues no hay luz más perniciosa que la que desprenden las sonrisas al pasar.
Caminando a ciegas éste vericueto de dentelladas traicioneras, donde el bufón va pregonando las buenas nuevas y el olor de los pájaros muertos se siente a lo lejos, allá donde los cazadores ávidos se posan esperando un rumor de sinceridad, un desliz de las máscaras que atente contra la obra a mostrar.

Vicaria.

Va siendo ya hora de dormir,
Viejo fantasma de antaño,
Buscas atisbos de sentimientos pasados, cruzas con brío un camino de fuego.
Vas oscilante en la oscuridad, pasando un terreno de viejos versos, te veo a lo lejos en lontananza, tras la bruma del rencor.
Ósea y muerta por dentro.
Con tu mirada capciosa, distante pero a mi vera, quieres zurcir cenizas de viejas palabras, la cual fueron llevadas al patíbulo de mi corazón.
Vicaria Aurora, latente, tu sombra nos persigue, buscando un momento para dar tu zarpazo mortal, te vuelves mujer para engañar neófitos, pero huyes de aquellos que sobreviven tu veneno, ávida buscas bonanza para tu mar de alquitrán, con miedo a perderte y nunca poder atracar.

viernes, 5 de junio de 2015

Para Gaby.

Me veo a tu vera diciendo te quiero. Sublimes, van susurrando las pequeñas estrellas su sinfonía de antaño; su anhelo al pequeño amanecer, ese que sólo se da cuando te ven, tan delicada y perfecta, pues bajo el velo de  tus dulces caricias de arrullo, refractas luces a viejas callejuelas, antiguos senderos que llevan mucho sin recorrer.
Caminas sutil hacia mí, dando voz a mis letras, dando vida al papel; tu presencia da bonanza a mis días, tus miradas llenan de sosiego mi ser.
Llegaste hasta aquí, cortando la hiedra, llenando de versos limerentes mi alma bañada en hiel, pero no es suficiente, dulce mulata del atardecer, pues no importa que diga, lo que siento, por siempre inefable será a mi propio ser.