Sentado en la arena, latente me encuentro esperando la oscuridad.
Avido y febril, busco en lontananza atisbos de la noche, la cual alberga tu seda y trae a mi mente imagenes de antaño, de un reencuentro como éste en donde sostuve tus menudas manos, pequeño cirio del cielo, de besos te llené hasta el fin de aquel cielo.
Solitaria musa del desierto,
Miras anhelante el desnudo techo nocturno, con tu ímpetu guerrera, cruzas con brío mis indolentes suelos; guiada por la luna, vienes a hundirte en mi oasis de ensueños.
Tácito y errático, doy vueltas en circulo en éste mar de melifluos,
Con una cadencia ferviente, sigo las luciérnagas que me llevarán a vos, mulata nocturna, ya que de la misma forma te busco entre la bruma.
En mis sueños, tú eres la luna y yo un ruin mezquino, que te canta sus idilios con su lira de amor, te quedas junto a mi, muy quieta escuchando mi voz, hasta que tu risa se asoma y das paso al rubor de la aurora.
Por fin te tengo, mujer onírica, palpable a mi vera, pruebo por fin la miel de tus besos, mientras el viento, vagabundo y solitario, llena de sueños las dunas a nuestro alrededor, para que aunque no te vea, siempre te cante aunque sea en mis más profundos sueños de amor.
domingo, 28 de junio de 2015
Dunas de ensueños.
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